

Tu deseo es que tu gato disfrute de los mejores alimentos específicos adaptados a sus necesidades nutricionales. En ocasiones puedes tener la tentación de darle sobras y golosinas especiales, pero debes tener en cuenta que ciertos alimentos pueden ser venenosos para los gatos.
Veamos algunos de los más tóxicos.
Cebolla y ajo
Las cebollas, el ajo, las chalotas y las cebolletas pueden dañar los glóbulos rojos de tu gato y provocarle anemia. Estos alimentos suelen ser tóxicos cuando se consumen en grandes cantidades, pero la exposición a concentrados de cebolla o ajo, como el preparado de sopa de cebolla o el ajo en polvo, también puede ser tóxica.
Los gatos con síntomas de letargo, debilidad, disminución del apetito, encías pálidas y orina de color naranja a rojo oscuro se deben llevar al veterinario inmediatamente.
Huesos, carne y huevos crudos
Al igual que ocurre con los humanos, el consumo de huevos crudos o carne cruda puede provocar una intoxicación por salmonela o E. coli a los gatos. Los síntomas de la enfermedad varían, pero pueden incluir vómitos, diarrea y letargo. Los huevos crudos también contienen una enzima que puede provocar problemas en la piel y el pelaje.
La salmonela y la E. coli también pueden transmitirse a los humanos, por lo que hay que tener cuidado de lavarse bien las manos después de cocinar y mantener a los gatitos alejados de estos alimentos crudos.
Evita que tu gato coma huesos crudos, ya que podría atragantarse con ellos o dañarse el tracto digestivo o la dentadura.
Chocolate y bebidas con cafeína
Todos hemos oído que el chocolate puede ser letal para los perros, pero es igualmente venenoso para los gatos. El chocolate contiene sustancias denominadas metilxantinas, que pueden provocar vómitos y diarrea, temperatura corporal elevada, temblores musculares, ritmo cardíaco anormal, malestar abdominal, aumento de la sed y convulsiones. Las metilxantinas también se encuentran en las bebidas con cafeína, y deben evitarse. Acude al veterinario si tu gato experimenta alguno de estos síntomas. Por regla general, los chocolates más oscuros son más peligrosos que el chocolate con leche y el blanco.