

Hay muchas cosas que pueden causar problemas en la piel de los gatos, desde pulgas hasta alergias alimentarias, y muchas afecciones comparten signos y síntomas similares. Por ello, las enfermedades cutáneas pueden ser muy difíciles de diagnosticar. Una de ellas es la dermatitis alérgica. Aquí te explicaremos las causas, signos y síntomas comunes para que puedas hacer un diagnóstico preciso a tu gato y encontrar el mejor tratamiento.
Causas de la dermatitis alérgica en gatos
La dermatitis alérgica en gatos es una enfermedad cutánea causada por un alérgeno. Las cuatro causas más frecuentes son:
1. Alergia a la picadura de pulga
La dermatitis alérgica a la picadura de la pulga (DAPP) es muy común en los gatos. Los gatos se vuelven alérgicos a la saliva de la pulga, que es inyectada en la piel cuando las pulgas se alimentan. En el caso de los gatos más vulnerables, una o dos picaduras pueden causar una irritación grave. A su vez, esto puedo causar una infección secundaria, ya que las bacterias de la piel pueden entrar en el organismo del gato a través de las heridas por arañazos que él mismo se inflige en la piel. Las pulgas suelen preferir ubicarse alrededor de la base de la cola, en la cabeza y en el cuello, de modo que si el problema es la alergia a la picadura de pulga, a menudo encontrarás que los signos como la pérdida de pelo o las costras se concentran más en estas zonas.
Para que un gato alérgico presente síntomas, no es necesaria una infestación grave de pulgas, por lo que es posible que nunca llegues a ver una pulga en su piel. Las pulgas pasan la mayor parte del tiempo en los complementos textiles del hogar y solo salen para alimentarse, así que no se debe descartar la DAPP solo por no haberlas visto. Una buena forma de detectar la presencia de pulgas es buscar residuos de estos parásitos en el pelo de tu gato. Estos residuos son las heces de las pulgas y están compuestos de sangre digerida. Peina el pelo de tu gato sobre un trozo de papel de cocina blanco y humedece cualquier mota negruzca con una gota de agua. Si es suciedad o barro, el color no cambiará, pero si son residuos de pulgas, dejará una mancha roja a medida que la sangre impregne el papel.
2. Atopia
La atopia es una alergia a elementos del entorno, como los ácaros del polvo o los de almacenamiento, el polen, las gramíneas y los árboles, entre otros. Con el tiempo, los gatos pueden padecer alergia a uno o varios de estos alérgenos ambientales. En el caso de los alérgenos estacionales, como el polen, es posible que los signos solo aparezcan en determinadas épocas del año, mientras que otros alérgenos, como el polvo, pueden causar problemas durante todo el año.
La dermatitis atópica es más frecuente en gatos de menos de cinco años, pero puede aparecer a cualquier edad.
La atopia suele causar irritación alrededor de la cabeza, el cuello y las orejas, así como en la barriga, los costados o las patas. También es una de las causas de otitis (inflamación de los conductos auditivos). Además de los signos cutáneos, la inhalación de alérgenos ambientales, como el polen, también puede causar asma en gatos.
3. Alergia o intolerancia alimentaria
Las reacciones adversas al alimento (RAA) en animales pueden ser una «verdadera» alergia con una reacción inmunitaria a una determinada proteína, o una intolerancia, que no se considera una verdadera alergia. Los alérgenos alimentarios más frecuentes en los gatos son el pollo, los lácteos, el pescado y el trigo. Las alergias alimentarias provocan signos cutáneos durante todo el año y pueden presentar también signos gastrointestinales, como diarrea.
4. Alergias de contacto
Como su nombre indica, algunas alergias se producen cuando tu gato entra en contacto con algo que le provoca una reacción alérgica. Puede tratarse de una reacción a un determinado detergente que utilices para la ropa de cama o para otros elementos como comederos de plástico. Los signos de las alergias de contacto variarán en función del lugar en el que se produzca el contacto. Los signos de irritación y pérdida de pelo alrededor de la barbilla son comunes en reacciones alérgicas a comederos, mientras que el resto de zonas del cuerpo pueden verse afectadas por otras sustancias químicas o alérgenos dependiendo del punto de contacto.