El bobtail japonés es una raza activa, dulce, cariñosa y extremadamente inteligente. Les encanta estar con las personas y jugar sin parar. Aprenden su nombre y responden cuando los llaman. Acercan los juguetes a las personas y juegan a ir a buscarlo durante horas. Los bobtails son sociables y dan lo mejor de sí mismos cuando están acompañados de personas. Acaparan la casa y no se dejan intimidar. Si hay un perro en casa, los bobtails dan por sentado con los bobtails mandan. Aunque se llevan bastante bien con otras razas de gatos, prefieren la compañía de otros bobtails. Son gatos que entablan amistades muy duraderas con sus compañeros de camada.
Los bobtails japoneses nunca superaron la adoración que despertaban en la familia imperial japonesa, y consideran que todo lo que hay en la casa es automáticamente de ellos. Tienen una voz suave, dulce y melodiosa y tienden a usar esta voz cantarina para convencer a las personas para que cumplan todos sus deseos.
La convivencia con un bobtail japonés es sencilla. Se adaptan bien a una rutina siempre que dispongan de un momento para el juego y de tiempo para intercambiar mimos con su propietario. Pese a que no son gatos demasiado mimosos, quieren estar cerca de ti y se sentarán a tu lado y dormirán junto a ti en la cama. Como pueden saltar muy alto, necesitan estantes para poder hacer ejercicio, les gustan también los juguetes interactivos como los señuelos de plumas y saltarán muy alto para atraparlos.
Los bobtails japoneses por lo general practican suficiente ejercicio para mantener un peso adecuado. No obstante, eso no quita que les gusten los premios, ya sean premios para gatos o un bocado de comida de personas y es fácil consentirlos hasta el punto de que ganen peso.
El bobtails japonés lleva presente en Japón desde el siglo VI. El templo Gotokuji y el templo Nikko aún muestran antiguos grabados sobre madera y pinturas japonesas que representan el amor de los japoneses por su especial gato de cola corta. Se considera una raza que surgió de forma natural, no creada de forma expresa.
Originariamente, las personas que tenían almacenes de gusanos de seda tenían bobtails japoneses, dada la valiosa ayuda de esta raza por su experiencia en el control de roedores. Sin embargo, la familia imperial sentía tanto afecto por esta raza que se concedieron a estos gatos todos los privilegios de las clases gobernantes, y se mimaban y honraban como a la realeza. Cuenta la leyenda que para uno de los grandes emperadores el bobtail japonés era una gato tan encantador que decretó que solo él podía poseer y criar a estos gatos. Cuando ofrecía una audiencia en el jardín imperial, les llevaba con correas de seda roja.
El bobtail está considerado como un gato que trae buena suerte, y tener uno garantiza prosperidad y felicidad. El bobtail japonés tricolor, o mi-ke (pronunciado "mi quei"), es el color que más buena suerte trae, probablemente porque la mayor parte de los gatos tricolores son hembras y, por tanto, producen gatos más hermosos. La estatua japonesa de un gato con la garra levantada se llama Maneki Neko o gato que hace señas, y se trata de una interpretación artística del bobtail. Estas estatuas son habituales en las tiendas japonesas, puesto que supuestamente atraen a las buenas personas.
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