Los Bombay más jóvenes son gatos activos y curiosos y se adaptan muy fácilmente a los cambios. A cualquier edad, les encanta observar el mundo que los rodea, y su lugar preferido a menudo puede resultar una ventana desde la que puedan observar el mundo exterior. Estos gatos son muy cariñosos y, en ocasiones, exigen a sus propietarios pasar cierto tiempo juntos.

El Bombay es muy conocido por saltar sobre el regazo de una persona y extender su hermoso cuerpo sobre el periódico que estaba leyendo. Sin embargo, a medida que se hacen mayores, algunos Bombay pueden volverse en cierto modo demasiado tranquilos, prefiriendo observar en lugar de participar en las actividades.

El Bombay es un gato muy compacto tanto en lo referente al aspecto como al tacto, y tiene mucha fuerza. Es un buen trepador y saltador y debe contar con estantes y árboles para gatos. El Bombay es un gato robusto de complexión fuerte, y es posible que tengas que vigilar su alimentación atentamente para evitar la obesidad, especialmente si no practica mucho ejercicio.

Aunque los Bombay adultos son tranquilos,  les encanta tener su momento para el juego diario. Les encanta que su propietario los adore, les frote el estómago y los acaricien. Una sesión diaria de mimos es esencial para cualquier Bombay.

A finales de los cincuenta, unos criadores estadounidenses deseaban un gato con la estructura y el aspecto del burmés, pero querían que el gato tuviese un negro intenso y brillante como el charol. Con suerte aquella raza recordaría a uno de los leopardos negros indios. Para ello, se puso en marcha un programa de crianza utilizando el burmés y un gato americano de pelo corto negro con brillantes ojos cobrizos. El gato resultante se bautizó con el nombre de Bombay para recordar al leopardo negro, al que se parece.

El Bombay  fue reconocido a finales de los años setenta y aunque siguen sin ser muy comunes, los Bombay gustan mucho al público en todas las exposiciones en las que se muestran.